miércoles, 20 de mayo de 2009

Sin Boston ni California

   Como alguien dijo hace no mucho "los rumores sobre mi muerte han sido ampliamente exagerados". Quizá yo no he muerto, pero puede que las ideas si. Pensé que eran las palabras las que no surgían, o quizá que se estancaban... pero es la creatividad la que lo ha hecho en el 2008, y no hablo precisamente de la mía, sino de la industria tecnológica. 

   ¿Alguien puede nombrar algo destacable del 2008? El iPhone es del 2007 así que esa no vale... Ni yo mismo he hecho ninguna "gran compra". Supongo que la excusa para la sequía de creatividad que nos va acompañando en este 2009 será la crisis...




   Quizá os preguntéis que me ha hecho salir de mi hibernación, iba a decir del armario, pero eso es otra cosa... Pues bien, no he tenido que ir muy lejos para encontrar la respuesta: hace ya 6 meses que volví de mi retiro tecnológico-espiritual californiano con muchas preguntas y algunas respuestas: ¿Es cierto el sueño americano? ¿Qué tiene de mágico California? ¿Por qué nosotros no?

   Es muy difícil contestar a este tipo de preguntas sin haber estado allí, sin haber participado de ese ambiente que lo envuelve y conecta todo a la vez. Dicen que hacen falta 7 conexiones para poder acceder a cualquier persona en el mundo, es decir, un amigo que conoce a alguien que a su vez conoce a otra persona, etc... que te acaba llevando a la persona que quieres conocer. Pues bien, en California quizá únicamente haya que conocer a una o dos personas. Llega un momento que crees que todo está allí: un día yendo al aeropuerto conoces a un viejecito entrañable que resulta que trabajaba codo con codo con Steve Wozniak en sus inicios y otro día te encuentras en casa de Gwen Stefani comiendo con actores de Hollywood... Paseas por el centro comercial y hay un diseñador de primera fila presentando la colección en persona, o simplemente pasas por la sede central de cualquier empresa de las que "fabrica tu vida". Eso es California. Dicen que por si sola sería la quinta potencia económica mundial y yo juro que es cierto. 



   ¿Será el espíritu de los hippies de los sesenta, que acabaron convertidos en yuppies en los ochenta y ahora son dueños de las multinacionales que controlan nuestra vida: Oracle, Apple, Adobe, Sun, Intel...?

   Por fin parece que seis meses después he conseguido sobreponerme a la resaca californiana y prepararme para la vida en la "Piel de Toro". Bagaje, traigo un poco, o quizá mucho: la increíble mentalidad directa para los negocios de los americanos. En España quizá abusemos demasiado de los formalismos, de intentar quedar bien hasta cuando estamos haciendo una guarrada. En Estados Unidos si una cosa es negra es negra, no comienzan a hablar para ver si te convencen de que es gris cuando todo el mundo sabe que es negra. También me ha chocado la tremenda separación que se hace del mundo de la empresa al personal. Aquí poco a poco la gente que está contigo en el trabajo se empapa un poco de tu vida, aun sin ser cotilla, cosa que allí se tiene completamente separada (normalmente), o al menos en apariencias. Gente que lleva 5 años trabajando codo con codo y se lleva bien apenas saben el uno del otro. 

   Un mito que para mi ha caído es el de la productividad. A los españoles muchas veces se nos ha dado fama de perezosillos por eso de la siesta (digo yo...) y tantas vacaciones, pero pienso que somos igual o más productivos que los trabajadores estadounidenses. Allí lamentablemente se valora en muchos casos las horas en la oficina en lugar de las cosas que se hacen, y en mi humilde opinión, muchas veces es un desperdicio de medios y de motivación del trabajador, puesto que ha de estar sentado en su sitio pese a que no tenga nada que hacer. 

   Pequeños matices pero que a uno le sorprenden en el día a día y chocan con cosas que tenía asumidas como "normales". Sin embargo, ahora que os he mostrado algunas cosas sobre California y desterrado algún que otro mito que nos castraba, yo os pregunto: ¿Por qué no somos California si somos igual de productivos? Lo intentaré desvelar en próximos capítulos, eso sí, yo me preocuparía por la falta de ideas...