martes, 26 de febrero de 2008

Diseñando el futuro

   Cada día son más los "gadgets" que inundan nuestra vida. Atrás quedan los días en los que llevar un móvil era cosa de "pijos", el tener un portátil algo casi impensable y en los que todos íbamos en metro con el walkman donde sonaba la cinta con las canciones que habíamos grabado de la radio. 

   La tendencia actual nos indica que se irá incrementando linealmente la cantidad de dispositivos electrónicos que utilizamos en nuestro día a día, pero no únicamente para nuestro entretenimiento, sino que abarcará todos los ámbitos de la vida: el cuidado de las personas, la relación que estas tienen entre ellas y con el medio en el que se mueven. 

   Pero para esta democratización de las tecnologías que ya se viene produciendo tenga el éxito esperado, como diseñadores, hemos de tener en cuenta un factor clave: la interfaz de usuario, o más llanamente hablando: cómo hacer que una persona al dirigirse ante un dispositivo sepa utilizarlo instintivamente y sacarle el máximo provecho al instante.

   Un buen ejemplo de esta filosofía podemos encontrarlo en Apple. La gente dice que los productos de la firma de Cupertino son bonitos y yo digo que por encima de todo ello son fáciles de usar: cuando te preguntas cómo hacer una cosa el botón siempre está en el primer sitio donde vas a buscarlo. ¿Cómo se consigue eso? Pues bien, la respuesta es sencilla: Apple tiene un departamento enorme con personal proveniente de muy distintas ramas (sociólogos, psicólogos e ingenieros) que se dedican a estudiar el comportamiento humano, es decir, cuáles son las reacciones que va a presentar un sujeto ante una determinada situación, y en función de esos estudios elaboran sus productos.

 
   Un claro ejemplo sería enfrentar el iPhone con uno de los últimos modelos de Nokia, el N95. Mientras que sin duda el móvil finlandés integra una cantidad mayor de funciones (como GPS) pierde de calle la batalla de la usabilidad con tanto teclado deslizante y esa cantidad de botones. Si tuviera que regalarle uno de los dos a mi abuela optaría sin duda por el iPhone, mucho más fácil de utilizar con su pantalla enorme y táctil. 

   Ahora que muchos de nosotros estamos a punto de salir al mercado laboral y otros muchos ya lo han hecho, hemos de ser conscientes de que trabajamos para las personas y no para un mercado de ingenieros, y que nuestros productos por muy buenos que sean, si son muy complejos de utilizar no llegaran a la gente quedándose en las estanterías y por tanto en el olvido. 

   No es mejor el aparato que más cosas lleva, si no el que permite que lo que lleva se utilice.

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