viernes, 23 de mayo de 2008

¿Qué hay de nuevo viejo?

   He de confesar que estoy preocupado. Llevo ya unos cuantos meses en los que no me sorprende ningún producto tecnológico. Me pregunto si soy yo, que debido a tanto examen no estoy muy receptivo (y por eso desgraciadamente no puedo dedicarle mucho al blog) o es que realmente no hay nada nuevo. Creo que el último "gadget" que me dejó sin palabras fue el iPhone y desde entonces no veo más que remodelaciones de lo mismo o adiciones de cristales de Swarovsky a todo tipo de productos. 
 

   Lo que sí que está claro es que la tecnología ha llegado a todos los estratos sociales, y por tanto, comienza a haber una necesidad de diferenciación y exclusividad. Antes, por ejemplo, el mero hecho de tener un teléfono móvil era un símbolo de estatus, pero hoy es como salir de casa con la cartera. Hay gente que se pregunta: si conduzco un Bentley y tengo una casa en Saint Tropez ¿por qué he de tener un teléfono que puede comprar cualquier chaval por 600€? Por eso surgen productos como el Vertu que vemos en la imagen inferior no es más que un Nokia de la gama 88XX revestido de metales preciosos y un cristal de zafiro, eso sí, con un botón que tras pulsarlo tenemos un asistente personal que promete conseguirnos cualquier cosa en 24 horas. 


   Pese a que el mercado de la I+D no va a perder su importancia en un sector tan puntero, sí que vamos a asistir al nacimiento de muchas compañías, que utilizando tecnologías existentes y sin realmente inventar nada, van a centrarse en mercados específicos (adolescentes, madres, ejecutivos, millonarios) y van a proporcionarles productos adaptados a sus necesidades y a su vez con distintos grados de exclusividad, para poder diferenciarse del resto. Porque, seamos sinceros, todos tenemos un punto de necesidad de diferenciación y nos gusta atraer las miradas aunque solamente sea por un segundo.

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